Historia
La comunidad campesina San Isidro Labrador
de Marayhuaca es un caserío ubicado en el distrito de Incahuasi, sierra de
Lambayeque-Perú, a más de 3,500 msnm.
La única vía de acceso es una trocha bastante
accidentada debido a los huaicos generados por las constantes lluvias, y dista
de la ciudad de Chiclayo unas 8 horas.
Los habitantes de esta comunidad se dedicaron por
mucho tiempo a una ganadería y agricultura menor que sólo les abastece para su
consumo.
Las transacciones comerciales se realizaban a
través de trueques, por no haber actividades que son remuneradas en la zona.
Para poder obtener ingresos que sostengan a sus familias, migraban a la costa,
en la mayoría de los casos sólo el 8% de la población que tenía posibilidades,
quedando el resto con la única alternativa de consumir, para su sustento diario,
lo poco que las parcelas sin ningún manejo producían. Las pocas personas que
migraban a la costa, no tenían posibilidades de competir por la falta de
preparación en la búsqueda de un trabajo digno que les permitiera subsistir.
El desarrollo de esta comunidad del distrito de Incahuasi fue gracias al apoyo
de AgroRural (anteriormente, Programa Nacional de Manejo de Cuencas
Hidrográficas y Conservación de Suelos PRONAMACHCS, perteneciente al Ministerio
de Agricultura), a cargo del Ing. Bernardino Lalopu Silva, por el cual desde
1995 se llevó a cabo un programa destinado a la forestación de pinos.
En la actualidad, cuenta con 800,000 árboles que
permiten proteger de las corrientes de frío que azotan la zona y dan protección
al medio ambiente, generando un ecosistema propicio para otros cultivos. Hasta
ese momento, se tenía proyectado la cosecha de madera de pino en 20 años, con el
tiempo y gracias a un milagro de la naturaleza aparecieron una variedad de
hongos comestibles junto a los pinos, producto de una simbiosis natural.
Inicialmente, los pobladores creían que eran malezas y no les dieron importancia,
sin embargo, el Ing. Bernardino Lalopu Silva (Jefe de Agencia Incahuasi,
Pronamachcs, hoy AGRORURAL) le prestó mucho interés, por lo que decidió
investigar al respecto. Al conocer que uno de estos hongos era comestible y que
presentaba cualidades organolépticas (caracterizada por sabor, textura, olor y
color, que producen al comer una sensación agradable), así como su alto valor
nutritivo con un 22% de proteínas y valor medicinal, poco a poco se convirtió el
hongo comestible de Marayhuaca en un insumo altamente apreciado, considerado una
“carne” 100% “vegetal” y ecológica, ideal para ser incluida en una dieta diaria
sana para personas de toda edad.
